Alianza Francesa, sede centro Bogotá, 20 de septiembre a 22 octubre 2011

Con los papeles que legalizaban su derecho sobre estas tierras, con los planos de la nueva ciudad medidos y firmados, con el poder de los decretos y las máquinas, teniendo todo metro a metro calculado, llegaron a abrir las rutas, medir las cuadras, disponer los parques: y se encontraron con tierra sembrada, pero bastaba removerla para fijar los cimientos, así lo hicieron, y se encontraron con las tumbas de los indios y sus piedras pintadas, bastaba quitarlas del camino, y así lo hicieron, entonces se encontraron con gente que salía a la ruta e impedía la avanzada. EL TERRITORIO NO ESTÁ EN VENTA-Usme 2011. ALIANZA FRANCESA, SEDE CENTRO, BOGOTÁ, Ciclo Nuevas propuestas. 20 SEPTIEMBRE a 22 OCTUBRE 2011.

Una mirada general


Papa en el POT, registro del 3 de septiembre de 2011

En el año 2000, el Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, declaró como zonas de expansión urbana las tierras de las veredas El Uval y La Requilina, que colindan con el pueblo de Usme. Según los decretos que han seguido al POT estos terrenos son aptos para la construcción de 53.000 viviendas de Interés Social, un proyecto llamado Operación Estratégica Nuevo Usme que fue asumido por la empresa estatal Metrovivienda para desarrollarlo a través de varias décadas.

Desde ese entonces los campesinos de Usme se han opuesto de todas las formas posibles a la venta y urbanización de sus fincas: sucesivas protestas, mesas de concertación, exigencia de un pacto de borde entre lo rural y lo urbano y, sobre todo, la propuesta de definir su territorio como zona de reserva agrícola y forestal.

Según los estudios pro-urbanización, de no construirse la zona por vías legales, esta se convertiría en un acervo de casas de urbanización pirata, con detrimento para la ciudad, para el medio ambiente y para los mismos campesinos, tal como indican “los indicadores” de construcción en el lugar.

Sin embargo, los campesinos no están convencidos de estos juiciosos estudios, continúan empeñados en decir que es posible seguir sembrando en Usme, que su tierra puede ser protegida por el Estado, que es posible hacer un pacto de bordes y que es posible que una tierra fértil siga dando frutos, aún asediada, como está, por la urbanización, legal e ilegal de la zona.

Y su propuesta, no es, simplemente, detener un proyecto específico o vender más cara su tierra, su estudio se dirige a proteger un territorio de vital importancia para Bogotá:

Usme era agropecuario y aún hoy lo es, es posible que no en la magnitud que lo fue, pero su producción es significativa aunque algunos funcionarios Distritales no lo quieran reconocer. Bogotá tiene un volumen de población de más de seis millones de habitantes que demanda alimentos diariamente, esto la hace dependiente de regiones productivas y abastecedoras cada vez más lejanas en distancia y tiempos de recorrido. (…) La Sabana de Bogotá y Usme en particular podrían en caso fortuito, disminuir la vulnerabilidad y abastecer parcial o casi totalmente algunos productos agropecuarios básicos por un período de tiempo largo. Pero, si el afán de urbanización conlleva disponer de áreas productivas, se acrecienta su vulnerabilidad, siendo el mismo Distrito, en sus instancias de planeación, creador de actos de autodestrucción. Así que, el ataque a las zonas productivas afecta a Bogotá, la vulneración a las áreas productivas acrecienta esta vulnerabilidad, especialmente si estas son inmediatas a los centros de distribución y consumo, como es el caso de los terrenos de la Veredas El Uval y la Requilina. Estas veredas, auque no se estimen, tienen una producción agropecuaria declinante por falta de incentivos, sin embargo es variada, aunque solo en productos de clima frío, es regular, tiene calidad, y es barata. Se comercializa en Corabastos, en comercios locales, y se lleva a Villavicencio para ser distribuidas por municipios del Meta y del Llano adentro. Si se afectan las veredas, en el uso agropecuario del suelo,  se atenta contra el Distrito, en sus políticas y necesidades alimentarias, y contra la salud y vida de sus habitantes. Por tanto la intervención que se debe dar es la de fortalecer y aumentar su producción, tecnificándola, organizándola, apoyándola, favoreciendo e incentivando a sus propietarios, jornaleros y productores en general. Fortalecer y consolidar en Usme una producción significativa, eficiente  y apropiada a la demanda bogotana debe ser una buena estrategia para las instituciones Distritales.      

(…) Usme es un territorio rico en aguas. No solo en cantidad, calidad y permanencia, sino en potencialidad de aprovechamiento. En un escenario optimista a mediano plazo, esto se dará por privados o por extranjeros, pudiendo ser proyectos Distritales y aprovechamiento de plusvalía a favor de sus habitantes. Llevar la urbanización a las fuentes de aguas, es aumentar las amenazas y vulnerabilidades, a mediano y largo plazos, con eventuales grandes costos en su recuperación y restitución.  
Capítulo Justificaciones al Pacto de Bordes. PROPUESTA COMUNITARIA DE LAS VEREDAS EL UVAL Y LA REQUILINA A LAS INSTITUCIONES DISTRITALES. Texto en discusión en la Mesa de Concertación con el Distrito. 

Papa en el POT, registro de septiembre 7 de 2011